La identidad nacional es el sentimiento de pertenencia que tenemos por la nación peruana. La identidad, supone identificarnos con el patrimonio nacional, con los valores, tradiciones, historia, recursos naturales, usos, costumbres y sus grandes problemas.
LA IDENTIDAD NACIONAL Y REGIONAL
El territorio peruano ha sido históricamente ocupado por una serie de grupos humanos. Pueblos pre-incas como Chavín de Huantar, paracas, Mochicas, Tiahuanaco; Chachapoyas, los pueblos étnicos de la amazonía; los Incas, los conquistadores, los misioneros religiosos, los criollos, los mestizos, los chinos y los negros, han creado una cultura que sintetiza el Perú de hoy.
Los pueblos nativos de la amazonía, los pueblos pre-incas tenían distintas costumbres, idiomas, creencias y formas de organización social, que fue articulado y homogenizado por otros pueblos, como ocurrió con los incas. Este proceso no llegó a culminar ni cimentarse plenamente, debido a que bruscamente fue interrumpido por los conquistadores españoles.
Hemos mencionado que en la amazonía peruana, se vivió casi el mismo proceso en manos de los misioneros religiosos, que instauraron el sistema de reducciones. La época colonial, durante más de 300 años, creo una forma particular del ser peruano dominado.
La república, acentúo el panorama étnico y cultural en el Perú, con la llegada de los semiesclavos chinos, de los colonos japoneses y de los migrantes europeos. Urgidos por la demanda de trabajo, estos grupos tuvieron que someterse a las condiciones materiales y espirituales de los sectores dominantes del país. Por lo común, la indiferencia, el desprecio y los prejuicios raciales cubrieron como manto el contexto nacional. Ni siquiera las clases oprimidas pudieron salvarse y nucleares para hacer frente a lo oficial, a lo dominante.
LA IDENTIDAD DURANTE LA COLONIA
Todos estos hechos que hemos mencionado, han contribuido en la formación y construcción de nuestra identidad nacional y regional. Esta identidad se muestra contradictoria y encontrada porque estimuló y fomentó el racismo y la discriminación contra el indígena. Pero la práctica y la vida cotidiana de los indígenas fueron rompiendo los esquemas mentales en la colonia.
Mención especial se merecen los hombres y mujeres, que sin saber ni proponérselo, realizaron acciones orientadas a construir la identidad nacional. El inca Garcilazo de la Vega fue uno de esos artífices de lo nacional. El supo en los comentarios reales, diseñar la fusión de lo hispano con lo indígena y lo mestizo en el contexto de un nuevo mundo llamado Perú.
En esta misma época, Túpac Amaru II marca un nuevo hito en la conciencia nacional al llevar a la practica la posibilidad de crear el Perú graficado por Garcilazo. Es decir, Túpac Amaru II, protagonizó un movimiento germinal de liberación anticolonial, nacional y patriótica. Para esto, supo traducir su momento histórico, comprender su presente cargado de desigualdades e injusticias y conocer el fenómeno de la explotación como base del orden colonial. Un orden que se mantenía compulsivamente y que trataba de negar material y espiritualmente la presencia indígena. Situación que adquiría ribetes patéticos comparados con el pasado andino. Un pasado descrito idílicamente por Garcilazo de la Vega en sus comentarios reales: libro de cabecera de Túpac Amaru II, con cuya lectura se alimentaba diariamente.
Por lo demás, el edificio colonial se mantenía con soporte y pedestal de los indios, mestizos y negros esclavos. Con una explotación cruenta e insensible donde la vida de los hombres no tenía importancia. La muerte era natural y necesario si generaba la riqueza esperada ansiosamente. La mita en los obrajes, haciendas y minas concentraba y sepultaba a miles de indios.
Se decían misas o defunción para aquellos que salían de sus comarcas a cumplir con estas exigencias tributarias. A su vez, los repartos que realizaban los corregidores abrumaban de deuda y miseria a los indios y mestizos. Los diezmos y las primicias, cobradas bajo el manto de la religión, coronaba aquel espectro de la opresión colonial. De esta tónica compresión los criollos se salvaron: fueron sacados por la exacción y el marginamiento. Túpac Amaru II, fue testigo de todo ello. Sus constantes viajes de comercio a Potosí, su venida en busca de su título nobiliario le abrieron los ojos.
Túpac Amaru II quería que aquella realidad cambiara. Esto no se lograría con indulgencias o reformas, bandos o decretos. Las experiencias de sus antecesores le facultaban a negar ese camino: Huamán Poma de Ayala lo había intentado, mostrando la situación social vigente en su nueva crónica y buen gobierno, Vicente Mora Chimo Cápac lo hizo con un extenso documento de defensa indígena. Estos medios servirían, según sus autores, como catalizadores y amenguarían las injusticias y maltratos que sufrían sus hermanos de la nación peruana. Ni uno ni otro surtían los efectos esperados. Solo una acción violenta. Una revolución podría transformar el orden imperante. Túpac Amaru II, se orientó en esa dirección. Tomo esa vía.
Entonces era menester organizar a los actores, dotarles de conciencia; buscar su adhesión y su entrega. Había que diseñar un plan, ofrecer un programa. Presentar a sus paisanos una alternativa de poder, una sociedad distinta, nueva. Túpac Amaru II, sistematizó su pensamiento estructurando los lineamientos y diseñando el marco del nuevo Perú. Como tarea principal había que liberar al país de la opresión colonial.
Hacer una guerra separatista, de ruptura. Es decir, una lucha anticolonial priorizando el problema nacional. Debía garantizarse la soberanía y la autenticidad, consolidar el espíritu peruano. En esta forja se rescataría, por igual, todo lo positivo de los españoles, criollos, mestizos, indios y negros. Sus aportes culturales, creativos, científicos debían fusionarse, cimentarse en un élam específico: Lo Peruano. Todos los sectores oprimidos de la sociedad estaban convocados a esta tarea. Se requería un frente único contra la opresión interna y externa. El ideal de la liberación nacional, anticolonial los unía, los afirmaba. Debían, por tanto, relegar las fisuras y las contradicciones existentes.
Logrado lo anterior, se definiría el carácter de la Nueva Sociedad Peruana. Este se levantaría sobre la base de la nacionalidad india. Recogería lo medular de la sociedad inca. El mismo Túpac Amaru II, era el inca liberador y gobernante. Cambiarían las relaciones sociales de producción. Desaparecería la esclavitud, la servidumbre y la mita. Sus bases materiales serían redistribuidas y modificadas.
Entonces todos vivirían como hermanos, paisanos. Un creciente milenarismo impulsó la acción de Túpac Amaru II y sus seguidores. Incluso sus enemigos le reconocieron, en algún momento, su condición de inca y de creador del nuevo Perú. En suma, Túpac Amaru II animó un proyecto nacional. Un camino y una meta germinal. Inconcluso. Una opción popular y democrática frustrada por los problemas raciales y de clase.
En el siglo XVIII, surge un movimiento nacional inca bajo la égida de los símbolos, dioses y alternativas el pasado imperio del Tahuantinsuyo. Este proyecto surgió dirigido por los criollos y se materializó en Junín y Ayacucho.
En estas condiciones, hubo los primeros intentos por querer entender el significado de Identidad Nacional, que no era otra cosa que la capacidad de sentirse parte esencial de la patria y del lugar donde hemos nacido.
Es el sentimiento, que nos acerca a sus elementos y los asumimos como parte de nuestro ser. Nos confundimos con ella, la valoramos y la defendemos. La identidad nacional y la identidad regional, nos permite identificarnos con los valores de nuestro pueblo, con su patrimonio folclórico, con sus costumbres y con su cultura
Sin embargo, no todos los peruanos tuvieron la capacidad de entender el sentimiento nacional.
En el siglo XIX, los criollos dirigieron los destinos del país. Impusieron su poder en lo económico y cultural. La aristocracia y el gamonalismo campearon. Se intentó incluso exterminar a los indios, inspirados en agresiones colonialistas. En ese contexto, el Perú vivió un episodio dramático y traumarte de su ser y de su sentimiento, que fue la Guerra del Pacífico.
LA GUERRA DE CHILE CONTRA EL PERÚ Y BOLIVIA Y EL DESCALABRO NACIONAL
Nos guste o no, nos duela o no, una crisis de conciencia y de la unidad nacional, se presentó con nitidez durante la guerra con Chile (1879-1883). Aquello fue un episodio trágico para nuestra historia nacional. Motivada por la lógica del crecimiento y expansión del capitalismo ingles (el salitre) puso en prueba el nacionalismo y la identidad de los peruanos.
Se trataba de tomar una actitud, de asumir una conducta frente a la invasión extranjera. Se estaba con la patria o contra ella. El nacionalismo ostentosamente proclamado por los hacendados y grupos de comerciantes se fue esfumando paulatinamente. El viento y los huracanes del sur se los llevaron. Cuando los intereses económicos peligraban, salió a relucir el problema de la clase, entonces izaron banderas extrañas para cobijarse, se consumaron alianzas furtivamente maquinadas y, peor aún, se erizó desembozadamente el colaboracionismo.
En suma, se quebró el Estado peruano. Se desmembró el bloque oligárquico que ejercía el poder. Sin embargo, hay que reconocer que hubo excepciones honrosas y conductas ejemplares. La de Dionisio Derteano, dueño de la hacienda Palo Seco y la de Leoncio Prado, quien supo mantener el fuego de su patriotismo y de la identidad en los campos de batalla y terminó abatido por un pelotón de fusilamiento.
En el contexto de aquel panorama sombrío, un líder y una masa indiferenciada de indígenas fueron los que cumplieron un rol protagónico importante. Andrés Avelino Cáceres y los hombres del campo mostraron el efluvio de la dignidad nacional. Fue una forma de entrega a la nación. Una anónima inmolación de muchedumbres indias, que ha quedado en el espectro del mundo andino, en el corazón y la de los que voltean al pasado para avizorar el futuro.
Los indios fueron descritos como hombres pacientes y sencillos. Como que viven sin más alimento que la cancha y la coca. De traje tosco y firme, de ponchos y hojotas. Entregado a la embriaguez, a las danzas y las canciones. Pero participó y participaron en las guerras y luchas por la independencia y libertad del Perú.
LA IDENTIDAD NACIONAL EN NUESTROS TIEMPOS
En el siglo XX, el problema de nuestra identidad fue llevado a la discusión y a la elaboración teórica. José Carlos Marategui en sus 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, llegó a plasmar científicamente el problema. En ella se concluía, que la naciente burguesía peruana estaba imposibilitada de cumplir esa tarea, pues se hallaba enfeudado al capital externo.
Entonces, la clase obrera, el campesinado y la pequeña burguesía a través de una revolución solucionarían el problema nacional. Desaparecerían las fronteras raciales y culturales y se formaría un Perú nuevo en un mundo nuevo. José María Arguedas fue en las décadas pasadas el gran retratista del Perú profundo, ha sabido con sus obras literarias y antropológicas, plasmar la noción de la nueva peruanidad que no sería sino la del “país de todas las patrias y de todas las sangres”.
Actualmente el mundo tiene a uniformarse. El triunfo del capitalismo y de la modernidad perecen implantar sus códigos y valores a nivel de la geografía universal. La cultura tiende a globalizarse para fortalecer el espíritu de la individualidad, de la competitividad y de la eficacia. En estas condiciones la idea de la nación y del nacionalismo es puesta en tela de juicio al punto de negar su existencia. Una sola matriz proyecta su imagen cubriendo todos los espacios y representaciones locales.
Si esta práctica se impusiera, irremediablemente desaparecería las historias e identidades nacionales. En nuestro caso, si tenemos en cuenta que somos todavía una nación en formación y geopolíticamente vulnerable, la situación se facilitaría. No habría ninguna barrera de protección a lo nuestro en el amplio sentido de la palabra. Pero, lo cierto es que la pluralidad y los conflictos, lejos de ser un obstáculo, son componentes positivos para decantar lo mejor de cada uno sus elementos en pos de un espíritu nacional.
Siendo un país milenario, deberíamos buscar las reservas productivas y morales en la memoria de nuestros ancestros. Así por ejemplo, la categoría del Trabajo es considerada como un don que se practica en ésta y en la otra vida con alegría y vitalidad (en la mentalidad europea el trabajo es producto de un castigo divino: comerás el pan con el sudor de tu frente).
La Solidaridad es otro valor constante que se manifiesta a la margen de las dificultades y desigualdades económica. Sin este componente, difícilmente podríamos imaginar la sobrevivencia de nuestra población frente a la crisis y la violencia. Ante la idea del “sálvese quien pueda” existe la tradición de la reciprocidad y de la “fraternidad miserable”.
La Empatía con la naturaleza es también un factor a ser ponderado. No se trata de destruir los recursos y los paisajes naturales porque, con esa potencialidad, se construirá el futuro de nuestra sociedad, especialmente en las zonas de frontera con el Ecuador, Chile, Bolivia, Brasil y Colombia. Si ahora propiciamos su enajenación total estamos atentando contra las generaciones venideras.
No por casualidad los movimientos ecologistas se interesan por conocer y recoger las experiencias de edificación de la naturaleza en la vida cotidiana de los peruanos prehispánicos. La paciencia y la larga espera, la inteligencia y la firmeza, el humor y la alegría son otros aspectos a tener en consideración para imaginar lo nacional en forma positiva y edificante.
Un debate y reflexión desde la universidad, desde las diferentes especialidades, desde la escuela primaria y desde el colegio secundario; sobre estos temas de la universalización, de la identidad y del problema nacional se hace urgente, sobre todo, a partir de la guerra con el Ecuador y de la guerra del Golfo Pérsico.
Ello nos permitirá comprender nuestro presente y contribuir a la forja de una sociedad peruana, donde reine la vida a ras del suelo con la paz duradera. Los esfuerzos, ya se han realizado en todo nivel de cosas, como por ejemplo: poco a poco se fueron superando las diferencias idiomáticas, tolerando los cultos y especialmente, aceptando e incorporando los aportes científicos y culturales al consenso nacional, pero no es todo, sino que faltan otros esfuerzos más.
Los peruanos, debemos ya superar las ideas que siempre justifican el fracaso. Es hora de encarar los problemas con la verdad, dejar a un lado las mentiras mitológicas, cuya ideología mágico-religiosa, se espera compensar con esperanzas mesiánicas, de lideres que solo han conocido adversidades y fracasos, por la inacción e inobservancia de las autoridades. Es hora de tener victorias reales, en todas las áreas del quehacer nacional.
Entonces, el Perú, nuestro Perú, es una nacionalidad en formación y en proceso de síntesis. Un fenómeno de este tipo implica la toma de una conciencia e identidad nacional. Conciencia e identidad, que históricamente se ha plasmado y evidenciado en varios momentos y planteamientos de nuestra vida nacional. En los últimos años, se han venido realizando esfuerzos educativos, económicos, sociales y culturales, con la finalidad construir nuestra identidad nacional y regional.
Solo los propios peruanos, o sea nosotros, los llamados a construir la imagen regional y nacional exitosa y con futuro, que tanto necesitamos para crear una sólida identidad nacional.
Por ejemplo, la empresa privada de publicidad Mccann-Erickson Perú, ha lanzado una campaña para que toda la sociedad peruana inicie la recuperación de la identidad, la autoestima y la conciencia nacional. Con este proyecto, se busca generar una corriente de pensamiento entre los peruanos, sobre las cosas buenas que tenemos y de las cuales debemos sentirnos orgullosos. Es hora de que apreciemos lo bueno que poseemos y elevemos el amor por lo peruano.
LA CONCIENCIA NACIONAL PERUANA
En nuestro país, existe la preocupación por definir y construir la conciencia social nacional del hombre peruano. Los peruanos, debemos reconocer y asumir la responsabilidad de contribuir con crear una nación digna, unida y cohesionada, donde exista solidaridad y todos tengamos oportunidades, así mismo, donde haya y exista justicia social para todos.
Al abordar este tópico, lo haré formulando la siguiente pregunta: ¿qué es la Conciencia Nacional? Para responder esta interrogación, comenzaremos ensayando lo siguiente: la conciencia nacional, es el conjunto de ideas, teorías y opiniones que reflejan la existencia social del hombre en el Perú.
La conciencia surge, se forma y se desarrolla sólo en la sociedad y es un producto de la estructura económica del país.
La conciencia nacional, es el conocimiento reflexivo de la realidad nacional. Este conocimiento comprende el estudio de nuestro territorio, su organización espacial y gubernamental, la estructura del Estado y sus instituciones tutelares, la población que vive en él, sus características, distribución y problemas, nuestro pasado histórico y cultural, hasta el presente, nuestros recursos naturales y las actividades económicas organizadas para su aprovechamiento racional, nuestros usos, costumbres y niveles de desarrollo, etc.
También se puede decir, que la conciencia nacional, es el conocimiento reflexivo de la realidad del país y la capacidad para identificar los problemas que impiden nuestro desarrollo.
La historia y el desarrollo de la sociedad, demuestra que con el cambio de la existencia de los hombres, también se modifica su conciencia; desaparecen las ideas viejas y surgen otras nuevas. Por ejemplo, al entrar en crisis el feudalismo, surgió el capitalismo; el colonialismo dio paso a la vida republicana, al derrumbarse el muro de Berlín, se derrumbaron las ideas del socialismo, el capitalismo todavía está en vigencia, no es el sistema más justo, pero los replanteamientos de sus teorías le dan vida.
Dentro de este contexto, conviene reflexionar sobre la situación de la Conciencia del Hombre Amazónico, de los hombres y mujeres de Loreto y de los estudiantes del nivel secundario y de los estudiantes de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana. ¿Cuál es la situación o estado de la conciencia nacional y regional en la población de la amazonía?
A fin de tener argumentos que nos ayuden responder estas interrogantes, diremos que: de un tiempo a esta parte, en la conciencia colectiva del peruano se ha introducido la práctica diaria de los excesos y los actos inescrupulosos. Por ejemplo, todo aquel que critica al gobierno es fujimontesinista, se gasta miles de soles o dólares anunciando la inauguración o construcción de obras, se escandalizan los hechos ocurridos a los personajes públicos, las autoridades se asignan dietas y sueldos elevados, mientras que la población soporta sus desatinos, etc.
En otras palabras, el sentimiento y la idea que se tiene por lo peruano es negativo, precario y prejuicioso. Esta situación puede volverse crítica y peligrosa, si es que no se hace algo con anticipación. Otro elemento de juicio sobre la realidad de nuestra conciencia nacional, es que se halla inconclusa; debida a la imposición de patrones extraños y ajenos a nuestra manera de ser. En líneas arriba, hemos dicho que para Augusto Salazar Bondy, este proceso le llama alienación.
Me atrevo a sugerir algunas ideas al respecto y digo: para ayudar a promover nuestra conciencia social, se debe partir primero por fortalecer el sentimiento nacionalista y patriótico desde la educación. Esta cruzada, nos debe demandar la realización de una movilización nacional, que se oriente a la construcción de nuestra conciencia social nacional. Para articular este gran movimiento, las escuelas, los colegios, las universidades, la juventud, las instituciones políticas, sociales y culturales, la empresa, las fuerzas armadas y los movimientos patrióticos-regionales de Loreto y Tacna, pueden cumplir un rol muy importante en este proceso de construcción y fortalecimiento de la conciencia nacional.
La conciencia nacional y regional, se forma y construye mediante acciones concretas y se pone de manifiesto en las siguientes esferas: la Conciencia Política, es una forma de conciencia social nacional y regional, en donde se reflejan las relaciones entre las clases sociales, las naciones y otros grupos sociales respecto al Estado y al poder político en su conjunto. La esencia de la conciencia política es el poder estatal, la lucha por su conquista, por su preservación y utilización en beneficio de la nación.
El Derecho, que es un mecanismo de la conciencia social nacional y regional, que se encarga del conjunto de reglas y normas establecidas por el estado y que se vuelve obligatoria para todos, cuya observancia se asegura mediante la coacción estatal, la Conciencia Moral, que es el conjunto de principios, normas, reglas y concepciones históricamente cambiantes que guían la conducta de los hombres en la sociedad, así como las exigencias que se plantean a las personas, desde el punto de vista de la justicia, el humanismo y del bien y el mal, la Ciencia, que es el sistema de conocimientos del hombre sobre la naturaleza, representa el reflejo de las leyes del mundo en forma de conceptos y símbolos. La ciencia ayuda a formar una conciencia social justa y verdadera, finalmente el arte y la filosofía, etc., que son otras formas de conciencia social nacional y regional.
Por otro lado, la conciencia tiene relación con el carácter y la personalidad de la sociedad peruana. El carácter, es aquel conjunto de características que nos diferencian entre una población con otra, es decir, son las características que individualizan al los habitantes del Perú. El carácter de la nación peruana, es producto de nuestro proceso histórico. Los hechos y acontecimientos ocurridos en el Perú, nos han dejado huellas, que han modelado la personalidad del peruano de hoy.
La conciencia y el carácter nacional del peruano o del Perú, tiene las siguientes características: el Perú, es una nación con marcadas diferencias históricas y culturales, en la selva, la sierra y la costa. El Perú, es una nación predominantemente mestiza, racial y culturalmente; debido a su gran mosaico racial. El Perú, es una nación con el predominio del español como lengua nacional sobre las otras lenguas nativas. Y el Perú, es una nación con marcada tendencia a aceptar modelos y costumbres foráneas, menoscabando los valores tradicionales del Perú.
La conciencia, el carácter y la identidad nacional, se construye inicialmente en la escuela, continúa en el colegio y se consolida en la universidad, cuando en el peruano y el hombre amazónico, se ejercita el conocimiento de la historia, la geografía, la economía, la educación cívica, la moral nacional, las leyes y las ciencias naturales. Finalmente, el reto está planteado, depende de nosotros.
BIBLIOGRAFÍA
TORREJÓN, Pedro, Realidad Nacional (monografía de uso académico - 2006).